El poder de poner límites en tu salud emocional.
- María Fernanda Moná
- 25 jun
- 2 Min. de lectura
Poner límites no es alejarte de los demás. Es acercarte a ti.
Decir que sí cuando quieres decir no, callar cuando necesitas hablar, aguantar cuando algo dentro de ti te pide ese espacio... son actos pequeños que, si se llegan a repetir, terminan generando una distancia enorme contigo mismo.

Poner límites también puede ayudarnos a evitar situaciones potencialmente dañinas o tóxicas, y nos permite cuidar nuestro bienestar emocional y físico. Sin límites adecuados, podemos terminar sintiéndonos agobiados, abrumados o incluso resentidos hacia los demás. Esto no significa ser egoísta o poco cooperativo. De hecho, es una forma de ser respetuoso y considerado con los demás, ya que nos permite decir “No” de manera clara y directa, evitando confusiones o malentendidos.
¿Por qué es tan importante aprender a poner límites?
1. Porque proteges tu equilibrio emocional.Cuando tu priorizas el bienestar de los demás sobre el tuyo constantemente, algo se quiebra por dentro. Poner límites te ayuda a cuidar tu energía mental, a evitar el agotamiento emocional y a darte el lugar que mereces.
2. Porque construyes relaciones más conscientes.Los límites bien puestos no alejan, aclaran. Te permiten relacionarte desde el respeto, la reciprocidad y la autenticidad. Enseñan a otros cómo tratarte, y te enseñan a ti que no estás para complacer, sino para vivir en coherencia.
3. Porque fortaleces tu autoestima.Cuando decides cuidar tus tiempos, tus espacios, tus emociones y tus necesidades, te estás diciendo a ti misma: “Soy importante. Lo que siento cuenta. No tengo que cargar con todo”.
¿Y si me cuesta poner límites?
Es completamente normal. Muchas veces aprendimos a complacer, a evitar conflictos, a quedarnos en silencio para no incomodar. Pero recuerda: poner límites no significa ser egoísta, significa ser claro. No es rechazar a otros, es dejar de rechazarte a ti.
¿Cómo comenzar a hacerlo?
1. Escúchate. Antes de poner límites hacia afuera, es muy importante identificar tus límites internos. ¿Qué te incomoda? ¿Qué te lastima? ¿Qué estás permitiendo aunque no lo quieras?
2. Nómbralo sin culpa. Hablar claro no es ser una persona ruda. Puedes usar frases asertivas como: – “Prefiero no hablar de eso en este momento.” – “No me siento cómoda(o) con ese comentario.” – “Gracias, pero hoy necesito priorizarme.”
3. Práctica sin buscar aprobación. No todas las personas aceptarán tus límites con agrado, y está bien. Aprenderás a lidiar con su incomodidad sin cargar con culpas que no son tuyas.
Poner límites también es sanar
Cada vez que eliges cuidarte, algo en ti se acomoda. Tus emociones empiezan a respirar, tu cuerpo descansa, y tu mente agradece. Aprender a poner límites es un proceso, pero también es una liberación.
En Sirenesse, entendemos lo difícil que puede ser este camino. Por eso, nuestra psicóloga está aquí para acompañarte, escucharte y ayudarte a construir una vida donde tú también seas tu prioridad.
Comments